jueves, 11 de julio de 2013

Historias de Tatuajes o Tatuajes con Historia

Superamos la consigna 13 y tenemos 12 ganadores a "Te llevo en la piel" que contaron sus historias acerca de tatuajes propios o ajenos. Aquí la docena ganadora:
 
Julietta Repetto
Hace dos años mi abuelo me propuso viajar juntxs. Tenía pendiente ir al Machu Pichu, y quería que vayamos lxs dos a vivir esa experiencia.
Cuando decidimos emprender el viaje, algunxs nos dijeron que era una locura, que no iba a poder subir, que "su cuarto de corazón" no resistiría, que era un riesgo para mi irme con él, que si le pasaba algo yo no iba a saber qué hacer, que lo pensemos bien. Otrxs se alegraron muchísimo con la noticia y nos desearon la mejor de las aventuras.
Y así fue: Lo planificamos primero para el verano, pero finalmente nos fuimos en las siguientes vacaciones de invierno. Perú y Ecuador nos dieron la mejor de las bienvenidas. En cada hotel que estábamos, más de una persona sorprendida nos decía "es la primera vez que veo un abuelo y su nieta viajar"... y nosotros nos mirábamos sin entender muy bien porqué tanta sorpresa. En definitiva, nosotrxs estábamos muy acostumbradxs a hacer de todo juntxs... ¿porqué viajar sería una excepción?
Subimos al Machu, a paso lento pero firme, contemplamos la inmensidad, y lo eterno. Supimos que siempre de los siempre íbamos a estar juntxs. S i e m p r e ...
Esa energía nos renovó. Él orgulloso de haber podido subir. "Querer es poder" y ahí quedó más que confirmado.
Entre tantísimas cosas que vivimos los 15 días, sobrevolamos las Líneas de Nazca.
El siguiente marzo cumplí años. Me preguntó qué quería que me regale, y le dije que un tatuaje. Quería algo que represente nuestra fusión. Pensamos mucho, y elegimos que sea una de las líneas de Nazca. Buscamos nuestras fotos y elegimos el árbol.
El día de mi cumpleaños, mi mamá le preguntó qué me iba a regalar. Le contamos que el tatuaje. Ella, horrorizada le dijo "Papá, no le podés regalar un tatuaje! Se está lastimando el cuerpo!" A lo que él respondió "El cuerpo es suyo. Si ella lo quiere, no veo porqué no regalárselo. A lxs dos nos gusta". Y ahí afirmé que tenía que ser el árbol. Mis raíces están en él.
Meses después, lo tuve en la piel. Él no llegó a verlo... aún que no dudo que desde donde esté, sabe que ahí lo llevo, en mis costillas, y para siempre.

 
Nico Coifman
Muchos se preguntarán, por qué Nico Coifman tiene un tatuaje (y tan visible) si a él no le gustan los tatuajes. La realidad es qué después de un viaje a México, en el cual pude encontrarme, de alguna manera ubicarme en otro lugar. Tuve la necesidad de que quede algo en mí (algo concreto).
Hasta el día de hoy, cuando tengo momentos difíciles me miro el brazo y trato de tranquilizarme.
En realidad no creo casi nunca en ningún dios; pero sí creo en la energía... Y si un dibujito en mi piel, puede generar esa energía positiva, ¿cómo va ser malo? ¿Dolió? Sí.
¿Tardaron casi 3 horas en dibujarlo y pintarlo? Si.
Con ustedes Quetzacoatl.
 



Nadia Zimerman
Cuando yo era chica, con mi hermano, en los '80, íbamos a la quinta en Escobar, en la zona de Loma Verde, que era un lugar paradisíaco entonces, con mucho verde y muy pocas casas, campo campo. Y en bici íbamos hasta un kiosco-almacén que era nuestra meca a la hora de la siesta. Ahí vendían los famosos chicles Cowboy, riquísimos, que venían con tatuajes provisorios, eran tatuajes alegres y livianos... Era verano... Se iban yendo con el agua o con los días. Tatuajes de colores, divertidos, inofensivos, los codiciábamos mucho. Incluso tenían un olorcito particular, a rico, como el chicle. Tanto más preciados cuanto más efímeros sabíamos iban a ser... Lo fugaz se valora mucho... Qué lindo recuerdo me despertó esta consigna! Venían con instrucciones, tenías que sacar la "capita" que los cubría muy cuidadosamente para no resquebrajar el dibujito; nos los poníamos en la mano, en el brazo, en el bícep ahí donde teníamos una marca de vacuna... Y lo canchereábamos antes de meternos al agua y que se nos borrara de a poco.
A mí lo que no me gusta nada pero nada nada de los tatuajes actuales es justamente su permanencia, la eternidad, te lo hacés y no te lo podés sacar más!!! Es peor que una alianza de matrimonio, que por lo menos te la podés sacar... Me dan sensación de prisión, no me gusta tener nada para siempre... al menos nada impreso sobre mi piel...No hay nada peor que negar el paso del tiempo, creo que el tatuaje, como marca de eternidad, busca esa ambición de cosa indeleble, que derrota al tiempo... Me imagino la nuestra como una generación de viejos tatuados, gente de 60, 70, 80 años todos tatuados con anclitas y signitos exóticos japoneses, que ahora quedan tan lindos o supuestamente 'cool' en una nuca o baja espalda femeninas (por ejemplo) pero van a ser tan tristes cuando ese mismo cuello y baja espalda estén ajados y arrugados... No sé, eso es lo que me parece.

 
 
 
Faca Dysel
Volviendo después de la locura del estudio...
Cuando era chico quería ser astronauta. Mi papá todos los días me leía un cuento de un dibujante y escritor brasileño que se llama Ziraldo. Todos los cuentos de este autor me encantaban: "el pibe piola", "flicts", "la historia de la i que se tragó el puntito". Para mí, todos esos cuentos hablaban un poco de mí.
Pero "el pequeño planeta perdido" era especial. No me podía dormir si no venía mi papá a leerlo. Me encantaba que el planeta tuviera forma de naranja, me encantaba que el cohete tuviera forma de pan.
Un día, de más grande, revisando una caja de fotos y recuerdos de cuando era chiquito, me encontré con el libro. Me lo acordaba de memoria. Ese encuentro fue el puntapié para hacerme un segundo tatuaje. Ahí mando una foto del cuento y una foto de mi tatuaje. El punto blanco de la cabeza fue porque mientras el tatuador me estaba clavando las agujas, Marto me hizo reír, pero quedó bien.



Tom Nun
También temo demasiado al dolor, por lo que creo que nunca me haría uno.
Por eso tengo dos historias familiares relacionadas con el tema.
1- Adolescente a su madre reacia a los tatuajes.
- Ma, un delfín acá en la pancita me quiero hacer.
- Si hija, todo bien hasta el primer embarazo. Después ese hermoso delfín se va a convertir en una ballena para salvar....
2- Padre descubriendo que sus hijas (24 y 26 años) tienen varios tatuajes.
-¡¡¡¡¡¡¡¡¡Tatuajes!!!!!!!!! Completamente decepcionado estoy!!!!! Se hubieran drogado!!!! por lo menos de la droga se vuelve!!!!!!!!!


Gustavo Rodríguez
Hola mi tatuaje es este:


Me hice un árbol, queriendo representar que nuestro amor nació como de una semilla, le salieron raíces, creció, maduro y se ramifico, teniendo una hija. El árbol es puro, da vida y siempre crece. No siempre está sano, pero se cura, da abrigo y sin dudas este árbol es un árbol perenne. Siempre se va renovando, y nunca quedan sus ramas al descubierto.
El símbolo que está abajo, es un símbolo celta que significa amor, matrimonio, lazos para la eternidad.
Y en la copa esta en nombre de mi hija Siomara.


Esteban Kraizer
Estimado EJN, no tengo historias grandilocuentes, ni muy graciosas, ni tremendamente dramáticas, pero voy a contar algunas sensaciones sueltas sobre mi experiencia con tatoo... imagen que envío adjunta a continuación.
¡Qué decisión señoras y señores! llevar una marca artificial en la piel... ¡y para siempre! Justo nosotros, herederos de los muertos en los campos de concentración del nazismo, en donde los prisioneros eran tatuados con un número, como el ganado, como animales.
Marca de época, moda estúpida, necesidad de afirmar al mango una identidad determinada, deseo de ser más mirado o mirada. Un logo, un escudo, una frase, un nombre, una señal... siempre una señal.
¿Acaso es más fanático de los Rolling quien tiene la lengua dibujada en un brazo?, ¿hay premio al mejor hincha de Lacadé al que lleva el escudo celeste y blanco pintado en la espalda?, ¿tatuarse el nombre o la imagen de una mujer es un gesto de amor, o acaso de una absoluta invasión simbólica?
Yo tengo un sol o una estrella, de acuerdo al humor lo defino de una u otra forma. Es además una imagen original que mestiza la luz, la música y la batalla. Una trompeta y un machete como símbolos simbólicos (no valga la redundancia).
Es, en realidad, la imagen que identificó a Karavana, banda musical y colectivo cultural del que soy casi fundador, organizador por muchos años y hoy amigo infalible.
No fue sencilla la decisión. El signo me interpela, me identifica, haría cuadros y remeras, pero bueno se ve que en ese momento ofrecí además un gesto de lealtad de por vida.
¿Duele? y... no es un masaje ni una caricia. No es tampoco un dolor insoportable. Si bancás el trazado de líneas, el rellenado es menos doloroso. Hay un momento crucial en donde te invade la duda: cuando el artista marca el primer punto. ¡Uh! No hay retorno... si empezó, debe terminar... Deberían entonces preguntarte si estás seguro algunas veces más antes de empezar. Pero claro, su negocio es hacer tatuajes, no dejar de hacerlos.
Yo lo tengo en la espalda, no lo vi al momento de hacerlo, y solamente lo conozco en su versión reflejada en espejos o en cámaras de fotos. A veces me ocurre que me olvido y me asusto al verlo de reojo frente al espejo del baño. Cada vez que me acuerdo que lo tengo, me agarra la duda de por qué me lo hice, pero no me arrepiento.
En algún momento pensé en hacerme otro... la estrella de Mano Negra me gusta, pero se lo hizo mi hermano. El escudo de Atlanta sería un poco "cabeza". La hoz y el martillo, medio extremo.
Igualmente, la superstición, cosa que me es muy ajena, dice que hay que tener cantidad impar de tatuajes. No creo en ello, pero por las dudas... tengo uno solo.


Julian Levis
Esta consigna me viene bien porque tengo 11 tatuajes, podría elegir una respuesta sacándome una foto de cada uno y mandándola, pero elijo contar una historia relacionada con uno de los tatuajes que tengo.
No sé por qué extraña razón siempre me gustó la cultura mexicana, sobre todo sus vestigios de civilizaciones antiguas, mayas, aztecas y otras que no viene al caso nombrar.
En una oportunidad, se me cruzaron algunas figuras del calendario azteca y sus respectivos signos e imágenes representativas. Hasta investigue mi signo en el zodiaco azteca y aprendí que en el zodiaco azteca todos tenemos 3 signos o figuras que nos rigen, esas tres figuras pensé en tatuármelas. Pero mucho tiempo antes de esto tuve una moneda de 10 pesos mexicanos que mi abuelo me había traído de un viaje y que yo había hecho engarzar y usaba de talismán. La moneda que llevaba en el cuello me la arrebató un amigo de lo ajeno, de manera que decidí llevarla en la piel. En una cara de la moneda está la representación de la leyenda sobre la fundación de Tenochtitlán que es el águila con la serpiente en la boca y en la otra cara, el calendario azteca. En el centro del calendario azteca esta la figura de Toantiuh, el dios del sol azteca y la deidad más importante de la  mitología azteca. De manera que decidí tatuarme a Tonatiuh. Al poco tiempo mi primo que conocía la historia de la moneda robada, me regaló otra que no quise engarzar pero que siempre llevaba conmigo en algún lado.
Un par de años después, me encontraba por trabajo en suelo mexicano, luego de dos semanas me encontraba con la plata mexicana justa para tomar el taxi al aeropuerto, tomarme un café en Starbucks y esperar mi avión para volver a casa. Pero como volvía con el dueño de la empresa no me preocupe demasiado, descansé mi tranquilidad en que él iba a contar con efectivo.
Llegamos al aeropuerto y me dice pagale vos que no tengo plata mexicana. La concha, cague el café de Starbucks. 
- Cuanto es? - pregunto
- 240 pesos - me contesto el taxista
- Cuando aumentó?
- Ayer
Puta madreee... empiezo a contar y me faltaban 10 pesos. Entonces recordé que me tenía la moneda de 10 pesos mexicanos que me había regalado mi primo en la mochila y comencé a buscarla.
Entonces le digo al taxista: -espere aquí tengo mi moneda de la suerte... es de 10 pesos.
- No la puedo aceptar - me dijo.
- No se preocupe, tengo a Tonatiuh tatuado en la espalda.
- Pus, tengo que ver eso.
Por suerte solo tenía puesto una remera, de manera que me la levanté y le mostré el tatuaje.
- Increíble guey, además esta perfecto. ¿Por qué tienes ese tatuaje?
- Por si pierdo la moneda - le dije.
- Jajaja, no te preocupes, el viaje te salió 230 pesos, no quiero que se caiga el avión por mi culpa.
 Ahí va una foto del tatuaje recién hecho.


Leo Valsecchi
Había una vez una mujer que tenía un tatuaje.
Según me contaron, ese tatuaje era hermoso. Hombres y mujeres giraban para apreciarlo.
Ella también era hermosa.
Y nunca se supo bien si ella era más hermosa que el tatuaje o era el tatuaje lo más hermoso de ella.
Pero había hermosura en el relato de quien lo contara.
Y hasta se llegó a pensar que quizá el tatuaje nunca había existido.
Ni que la mujer existió.
Pero era tan hermoso el relato de la mujer con ese tatuaje, que se decidió que fuese lo que fuese, o no, ambos habrían existido.
Hubo algunos que afirmaron haber visto ese hermoso tatuaje, pero no en esa hermosa mujer.
También hubo quienes afirmaron que la hermosa mujer tenía una piel inmaculada, libre de pecas, lunares, tinta alguna...
Y si bien estuve varios días buscando una foto de ese hermoso tatuaje en Internet, basado en la descripción de los relatos, no pude encontrarlo.
Y me ocupé solo de buscar ese hermoso tatuaje, que era la consigna de esta semana, porque ya no me ocupo de buscar a esa hermosa mujer.
Así que pongo el punto final de este relato y me acuesto a dormir a su lado.

 Jazmin Karlsson
Como me gustan los tatuajes!!! 
Digamos unas palabras al respecto, los tatuajes son tan antiguos como el hombre, se ha realizado en diferentes culturas de diferentes continentes sin vinculación. Para cada una de ellas ha tenido significado o motivos diferente.
Un tatuaje es un dibujo, una expresión, una significación, un anhelo, un deseo, una veneración, una marca, una promesa, un vínculo, etc.... cada Ser le pone su propia impronta. 
En mi camino los tatús me recuerdan un Don aprendido, no innato, sino algo que la vida y el universo me marcaron y quiso que aprendiera de alguna forma, lo llevo impreso en el cuerpo, un don que me acompaña. Mis Cuatro dones son el amor y la pareja (eclipse lunar en el vientre), la protección felina y centro de fuerza (el jaguar en la nuca), la suerte (un trébol de 4 hojas en los pies para no meter la pata), la aceptación y el complemento (los ángeles en la espalda). 
En este caso voy a presentar el segundo que es la abstracción geométrica de la cabeza de un Jaguar, con sus fauces, sus garras y su ojo en circunferías concéntricas, este me da el Don de mantenerme siempre dentro de mi eje, y el anhelo de la protección del felino, por eso me lo tatué en la nuca, el Mira lo que no Veo. Pertenece a la cultura "Aguada" que es considerada como el momento culminante del arte precolombino de la región del noroeste Argentino, una cultura muy desarrollada en lo espiritual, lo cerámico y la conjunción de ambos. 
Jaguar me protege! Se qué muchos son incrédulos de todo esto, pero como dice el dicho es creer o reventar, y ya se lo tatuaron después de verlo.
Besos Felinos!

 
Luis Levis
Bueno, en esta oportunidad voy a utilizar un tatuaje que no es propio, más allá de poseer 5, ya que no se qué tan impresionantes pueden ser sus historias para el EJN o el público en general.
La primera foto es un tatuaje de mi novia, que se hizo en el antebrazo en conmemoración a su mejor amigo fallecido recientemente hace 2 años. El es el de la izquierda, con su longboard, y ella la de la derecha, con sus rastas y sus colores reggae. Me pareció más acorde, ya que es muy original el hecho de que eligió hacer una representación en dibujo y no una foto calcada como muchos hacen, y es lejos más original que tatuarse el nombre con una de esas frases típicas como "te llevo en la piel" o "conmigo siempre" o "siempre estarás en mi corazón" que suenan tan mersa y, además, lo son.
Como material extra, doy publicidad de mis tatuajes: un Zeus en el hombro derecho, representa una imagen de fuerza para mí, una frase de Bob Marley "We've got to fullfil the book", para recordar que hay que vivir la vida. Un tatuaje maorí en antebrazo y hombro izquierdo (aún sin finalizar por falta de fondos) y uno cargado de mucho valor sentimental para mí, los nombres de mis abuelos escritos en árabe, los cuales llevo bajo mis muñecas

Fede Ferreño
Popeye el Marino
Antes que nada quiero dar gracias al EJN porque gracias a esta consigna me enteré de la verdadera historia del tatuaje que tiene mi viejo en el brazo.
Mi padre tiene en la actualidad 68 años y toda la vida me  tuvo engañado con el verso de que se había tatuado en una larga noche de mucho alcohol y la consiguiente debilitación de sus frenos inhibitorios y su voluntad…
Cuando lo llamo para que me ilustre con algunas precisiones de su tatuaje, porque me interesaban los detalles y pormenores de “esa noche”, me anoticio de LA VERDAD. Sin dejar de salir del asombro por lo que me acabo de enterar…acá va la Historia Real.
 Allá por el año 1962, mi viejo con 18 años ingresa a la PREFECTURA NAVAL ARGENTINA.
Pasan los meses y se forma una banda de amigotes, que obviamente comparten todo el tiempo, comidas, reuniones, salidas, cuadra de dormir… digamos que se genera un clima de camaradería y confianza.
Una noche, cerca de Año Nuevo, estando en algún recinto de la INSTITUCION, un personaje salta y dice que El sabe tatuar y que había tatuado a varios de los “musculosos” compañeros del Prefecto Ferreño, o sea mi papá. Entre anécdotas y charlas, varios jovencitos, con 0° de alcohol en sangre y en pleno uso de sus facultades mentales, cayeron ante las agujas del flamante “artistatuador”.
Da miedo imaginarse en 1962 y en el ámbito que suceden los acontecimientos, cual podría ser la tecnología a utilizar, los diseños posibles y las condiciones de asepsia que se tenían, rudimentario es poco.
El profesional utilizaba 3 agujas unidas con cinta scotch y una tinta que se decía que era “venenosa”…
Al estar en la Prefectura, como se podrán imaginar, el motivo fue algo acorde: DOS ANCLAS CRUZADAS en tinta azul “documental” estampadas en su brazo derecho. “Le quedó tumbero mal”. Pero la historia no termina allí.
Como era de suponer, la jodita trajo sus consecuencias. Al otro día volaba con 40° grados de temperatura, y cuando mi abuela lo vio lo quiso cagar a patadas en el culo por su nueva decoración.
No pasó mucho tiempo que el tipo se arrepintió de su decisión, y se arrepintió fuerte!. Le daba vergüenza, imagínense a un pibe re flaco, de casi 60 kilos con un tatuaje de Marinero Rudo y Musculoso… se sacaba la remera y se le cagaban de risa…
Por el año 1969 juntó plata y coraje y decidió hacerse una cirugía para “borrarlo”. Se hizo 2 y no alcanzaron, todavía asoman partes de las ANCLAS. Aún con 68 años de edad le sigue dando “cosita”, pero al menos hoy puede dormir tranquilo, por haber asumido la historia real y haberme “blanqueado” por primera vez, luego de tantos años, la verdad del “Tatuaje de Popeye el Marino”.

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